Las personas que sufren por encontrarse atrapadas en una relación manipuladora, saben que este camino no es
fácil porque ya lo probaron todo. No es tratando de transformar, de cambiar al manipulador, insistiendo en sobre
adaptarse como se logra resolver la situación. Tratar de negociar con alguien a quien no le interesa hacerlo y que
además es experto en doblegar la voluntad ajena, es un esfuerzo tan arduo como inútil. Largas horas hablando y muchos
cafecitos de por medio no consiguen más que fortalecer al manipulador, que se regodea viendo los intentos desesperados
de su víctima para modificar la situación. Lejos de ser pesimistas, sabemos que la única posibilidad de salvarse
consiste en ser realistas y no esperar soluciones mesiánicas ni voluntaristas. Pero que quede bien claro que ¡Se puede!