Barcelona, septiembre de 1714. Unos días antes de que la ciudad sucumba antes las tropas de Felipe V, una bala impacta en el convento de Santa María de Junqueras. La explosión arranca los albañales, destroza los canteros de piedra y consigue desellar una fosa del claustro. En su interior aparece el cuerpo incorrupto de una mujer y con él la necesidad de desentrañar el milagro inexplicable. El protagonista-narrador, Galcerán de Viladrau, tendrá que comparecer en breve ante el padre provincial y el vicario general de la diócesis para testificar por este hecho sobrenatural.
El suceso nos retrotrae treinta años antes, cuando Galcerán, hijo de catalanes emigrados al sur de Francia —en el marco de las guerras por la posesión del Rosellón— acude a la población de Rupit para recibir la herencia de su tío, un peculiar solterón que acaba de ser nombrado festivamente "abad de los locos". Allí, la vida del protagonista cambiará para siempre. Viviremos la intrahistoria fascinante de un enclave rural que antaño estuvo marcado por los procesos calamitosos contra varios brujos, que amenazan con repetirse ahora para escarmiento de una mujer en cuyas manos han aparecido supuestos estigmas. Calificada de santa por unos y de bruja por otros, se abre un enconado debate público que amenaza la convivencia de todo un pueblo, una parte del cual también aspira a enriquecerse con el milagro.