El filósofo Alejandro Herzen decía que: «En opinión de Europa, Rusia era un país asiático; en opinión de Asia, un país europeo». En este libro tratamos de dar respuesta a esta paradoja histórica de Rusia desde sus orígenes hasta el Imperio zarista.
La primera parte está dedicada al lugar de Rusia en la Historia: un espacio inmenso y un tiempo largo. La gestación de una tradición oral y de un imaginario eslavo tuvo lugar bajo la tutela de Vladimir I, que se convirtió al cristianismo en Kiev en el año 988 y de Alejandro Nevski en Nóvgorod. La segunda parte estudia el mito de la Tercera Roma como capital de la Santa Rusia. La creación del Gran Ducado de Moscú culminará en el poder autoritario de Iván el Terrible. De forma que la llegada de la dinastía Románov al zarato en 1613 instaurará una autocracia por la gracia de Dios que iba a perdurar trescientos años. La tercera parte dibuja un paisaje imperial sobre nieve roja. La modernización de Pedro I abrió «una ventana a Occidente» al fundar San Petersburgo como capital. El despotismo ilustrado de Catalina II y la resistencia a la invasión napoleónica dieron paso a un romanticismo del que surgirá la intelligentsia, cuyo espíritu creativo se encarnó en una cultura de valores universales. El asalto al Palacio de Invierno por los bolcheviques
puso fi n al Antiguo Régimen.
Esta obra sobre el país de las estepas solitarias y los bosques nevados va dirigida a los lectores que deseen conocer la formación de esa cultura singular. Con un punto de vista interdisciplinar, nos aproxima a su historia desde la política, la religión, la literatura, las bellas artes y la cultura material y visual. Unas teselas humanísticas que componen este mosaico de pueblos con «alma rusa». Un enfoque especial en el que dialogan textos e imágenes, para concluir, de acuerdo con André Malraux, que «el mundo se divide en Oriente, Occidente y Rusia».