El Estigia, buque propiedad de una compañía suiza de seguros, oferta un servicio único en Occidente: un crucero por el Mediterráneo sin posibilidad de regreso al puerto de origen. Un crucero de la muerte. Un viaje para ir al encuentro de la parca sin dolor ni sobresaltos, todo ello en un inmejorable ambiente.
En esta novela, que está más cerca de las pinturas de Gutiérrez Solana o de George Grosz que de cualquier otra cosa, Luis Martínez de Mingo desentraña —con maestría y un humor negro envidiable— las cuitas de la vejez y la muerte en esta fantástica época que nos ha tocado vivir.