Todo empieza con un trauma: el padre de Elizabeth muere cuando ella tiene sólo ocho meses. Cinco años más tarde, su madre es ingresada en un hospital psiquiátrico del que no volverá a salir. Ese trauma, esa sensación de haber llegado al mundo a destiempo y la necesidad de encontrar los términos exactos para expresar su malestar acompañarán a Elizabeth el resto de su vida y se convertirán en el motor de su obra poética, una de las más destacadas de nuestro tiempo.
En este libro, la aclamada novelista Megan Marshall revela los aspectos menos conocidos de la vida de Bishop, esa poeta que apenas tuvo tiempo de aprender a escribir las palabras «soledad» y «duelo» antes de experimentarlas, pero que consagró sus días a la búsqueda de maneras de narrar –y aliviar– el dolor.
Conforme rememora la vida de Bishop, Marshall –que fue alumna de Poesía de aquélla– esboza su propio retrato y descubre que su autobiografía está, como la de su maestra, llena de miedos, anhelos y traumas. Al contraponer las vidas de las dos mujeres, la autora encuentra sufrimientos afines: búsqueda de reconocimiento, profunda soledad, matrimonios fallidos, relaciones descompuestas y, finalmente, el triunfo de vivir por y para la creatividad; el milagro de encontrar, aunque sea a destiempo, la palabra precisa para paliar el daño.
«[Elizabeth Bishop. Un milagro para el desayuno] ofrece una impresión de la sensibilidad de una poeta que nació en el trauma, creció en el miedo y compuso las palabras que nos han ayudado a los demás a ser valientes».
The Irish Times