Bienvenido al Gran Hotel de las Emociones, donde todas ellas vienen para quedarse
Cada huésped tiene necesidades únicas. Ira, por ejemplo, es muy ruidosa y necesita mucho espacio para gritar y expandirse. Tristeza habla muy bajito y a veces inunda el baño. A Gratitud le encanta pasear al aire libre; nunca se sabe cuándo vendrá a sentarse a tu lado. Algunas emociones son grandes y otras más pequeñas, pero ninguna es rechazada. ¡En el Gran Hotel de las Emociones hay sitio para todo el mundo!