Una novela que habla de la Inquisición española con rigor, lejos de mitos y tópicos, y que descubre una faceta desconocida de la vida de Teresa de Jesús a la que el autor, como jurista y teólogo, ha tenido acceso.
En pleno siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, la Inquisición se lanza con denuedo y auténtica obsesión a controlar la sociedad española. Nadie está libre de sospecha.
Don Rodrigo de Castro es un inquisidor implacable, ambicioso y cauto, que se ha consagrado concienzudamente a realizar pesquisas sobre aquellas mujeres que caen en éxtasis o tienen visiones y misteriosas revelaciones, por si fueran «alumbradas», es decir, adeptas a la secta mística que tanto preocupa al Santo Oficio, que la considera herética y relacionada con el protestantismo.
Y para hacer las averiguaciones pertinentes, De Castro ha nombrado a dos comisarios, un fraile dominico y un caballero de la Orden de Alcántara, con atribuciones especiales y secretas.
En medio de todo eso, una mujer se afana por unir lo presente y lo eterno; separar la verdad de la apariencia y vivir una fe auténtica y una espiritualidad pura: Teresa de Jesús, la figura más grande y universal de la España del xvi, que no obstante su fina intuición, su magistral escritura y su virtud probada fue acosada por los inquisidores, algo que se ocultó en los siglos subsiguientes y que hoy, por fin, se saca a la luz.