Las palabras afrancesado y afrancesamiento han sufrido las consecuencias de un excesivo uso de una no bien determinada fijación. En esta obra fundamental para todo aquel que quiera abordar el tema o el período, Miguel Artola define con precisión los orígenes, composición y actividades de los "afrancesado", refutando una serie de tópicos basados en el desconocimiento de la esencia íntima del problema, a saber: que, junto al afrancesamiento ideológico e intelectual existió otro, político y material, consistente en gentes que por diversos motivos consideraron un deber unirse al invasor. Artola deslinda, asimismo, los principios doctrinales de este grupo, que pueden reducirse a tres: monarquismo (como adhesión a la forma monárquica y no a una dinastía determinada), oposición a los avances revolucionarios y necesidad de reformas políticas y sociales.