Todo el Renacimiento gira obsesivamente en torno a la búsqueda de lo específicamente humano. Una indagación sobre el hombre, su pensamiento, su sentido, su propia materialidad. Por ello el retrato -y no sólo lo que estrictamente se entiende por tal, sino también los cientos de representaciones humanas que figuran en los frescos y en las grandes pinturas religiosas-, ocupa un lugar central en las preocupaciones de sus artistas, orfebres, pintores y escultores .... A través del estudio ya clásico de John Pope-Hennesy podemos descubrir algunas de las claves de lo que fue aquel nuevo humanismo renacentista, un nuevo mundo, una nueva visión.