Garabato vive dentro de la punta de un lápiz. Es muy tímido, no quiere salir de su escondrijo, porque se siente defectuoso: todo el día ve pasar figuras que son maravillosas. Hasta que un día, el lápiz le va hace ver que, a pesar de no ser perfecto como un círculo o un cuadrado, sí que puede ser muy original. Porque ser im-perfecto es una oportunidad para descubrir el que queremos ser.