Seguir el rastro de Jean-Paul Sartre junto a Arlette Elkaïm, su hija adoptiva, a partir de documentos inéditos, permite ir más allá de un simple reportaje biográfico sobre la vida privada de este filósofo francés. François Noudelmann, que conoce muy bien toda su obra, nos descubre a un Sartre que únicamente puede entenderse en la constante tensión entre la obligación que se impuso a sí mismo como personaje público, máximo representante del compromiso, enemigo de cualquier tipo de opresión, y el también constante deseo de escapar de este papel que, a veces, le pesaba como una losa. Noudelmann revela aspectos desconocidos del escritor, su romanticismo reprimido, su afición a hacer turismo, su tendencia a la ensoñación, sus momentos depresivos, que constrastan con su alegría y sus payasadas, que le permitían escapar momentáneamente de sus compromisos y de sus tomas de posición más célebresl. Es el retrato inesperado de un ser complejo y múltiple que se entregó con pasión a comprender y a defender sus ideas, pero también a gozar de la vida y a soñarla hasta el exceso.