Damos por hecho que las borrascas nos deprimen, que existe la astenia primaveral, que los vientos nos enloquecen y que la luna afecta al ciclo menstrual de las mujeres. Pero, ¿qué hay de cierto en ello? Y más importante aún, que otros aspectos ambientales o cambios meteorológicos pueden afectar a nuestra salud física y mental.
Cuando Mar Gómez, física y meteoróloga, se mudó al suroeste de Madrid, percibió cómo su cuerpo respondía al tiempo más seco y a los vientos racheados del lugar. Empujada por su curiosidad científica, se sumergió en el estudio de la meteorosensibilidad, una disciplina poco conocida pero que tiene respuestas fascinantes para entender qué efectos tiene los cambios atmosféricos en nuestro cuerpo. Y más importante aún, cómo el cambio climático que sufre el planeta nos acabarán afectando a todos.