Toledo, siglo XIII. Francisca, una muchacha huérfana de quince años, debe a su talento como dibujante el privilegio de ser aprendiz en el scriptorium real de Alfonso X el Sabio. Ante ella se cierne la sombra de un convento en el que no quiere ingresar, aunque ello signifique abandonar su formación. Sin embargo, en una ciudad llena de intrigas cortesanas y poblada por gentes de tres religiones, es fácil que aparezcan sombras mucho más oscuras que esa.
Francisca está a punto de precipitarse en una trama llena de tinieblas, conjuras, enigmas y traiciones, de la que solo podrá salir usando su ingenio, olvidando sus prejuicios y recurriendo a viejos y nuevos amigos.