A través de veinte textos, Valentín Roma nos descubre algunos episodios en que sus protagonistas viven momentos inesperados de cambio, de vacío, de aislamiento, de locura, de interrupción brusca o disrupción en el tiempo. Son situaciones de «apagón» que provocan un giro en el proceso de la historia.
Estos episodios hilvanados constituyen un cierto manifiesto sobre la interpretación, sobre como percibimos y comprendemos lo que nos es expuesto, ya sea un cuadro, una obra literaria, un espectáculo teatral, un discurso... Para Valentín Roma, el arte es conversación: «Mirar es la antesala del decir, porque en el decir habita el deseo por ser oído y, finalmente, porque esa búsqueda de algún oyente nos obliga a escuchar otras palabras, a entablar conversaciones».