A lo largo de sus cuatro décadas de existencia, el régimen que presidía el general Francisco Franco se desenvolvió en un escenario mundial que experimentó cambios radicales y planteó sucesivos retos a la supervivencia a la dictadura española. Con un permanente ejercicio de pragmatismo que se ocultaba tras la cortina de principios doctrinales inmutables, el franquismo hubo de afrontar, sucesivamente, su papel en la Europa de Hitler, el aislamiento internacional de la posguerra, la búsqueda de apoyos en el mundo árabe y en Hispanoamérica, el logro de la seguridad exterior mediante la vinculación a los Estados Unidos de la Guerra Fría, los procesos de descolonización de su pequeño imperio africano o los intentos de concertación económica con una Europa democrática que rechazaba su naturaleza autoritaria. Al final, las estrategias improvisadas y los problemas no resueltos se acumularon para hacer de la política exterior uno de los factores con mayor peso en la apertura de un escenario de transición a la democracia apenas fallecido el dictador.