El libro desvela una apasionante confrontación: la que se produce entre Nietzsche y Habermas, entre la genealogía de la razón corporal y la de la razón comunicativa. En su última etapa Habermas descubre explícitamente que en los orígenes de la razón se encuentra la imaginación religiosa y que las huellas de lo sagrado perduran hasta en la razón moderna, cuyo déficit motivacional reclama los vínculos religiosos.
Tanto Nietzsche como Habermas reconstruyen la gestación histórica de la razón a partir de la experiencia vital y su progreso mediante procesos de aprendizaje, que han conducido a una religión racionalizada en la perspectiva de Habermas y a una experiencia trágica en el diagnóstico cultural de Nietzsche.
El principal déficit de Habermas consiste en no haber planteado la auténtica encrucijada entre Kant y Nietzsche. Porque la genealogía nietzscheana ofrece una alternativa a la racionalización de los contenidos religiosos, en especial del cristianismo, a partir de la experiencia trágica del nihilismo contemporáneo.
¿Qué tipo de hombre hay que "criar" para superar la "muerte de Dios" y el falso "progreso" de la democratización gregaria? ¿Basta encontrar el sentido de la vida mediante la racionalización de las tradiciones religiosas? ¿O es necesario asumir poéticamente la experiencia vital de que siempre será posible un cristianismo trágico?