La figura del embajador es considerada una de las más destacadas en la cultura cortesana en la Edad Moderna. Los estudios sobre la diplomacia vienen experimentado un notable dinamismo en las últimas décadas. Trascendiendo su práctica negociadora, el papel ejercido por estos legados se dirigió hacia la representación de la soberanía y los intereses de príncipes, repúblicas e, incluso, corporaciones provinciales, y a la búsqueda del mantenimiento de hegemonías en nombre de un supuesto equilibrio entre potencias. Desde distintas perspectivas, tomando como ámbito de referencia la monarquía de España, esta obra aborda la singularidad de tan polifacético ministro para arrojar luz sobre su protagonismo en la transformación de Europa y su proyección en otros continentes durante la transición de los siglos XVII y XVIII. A lo largo de sus contribuciones se destacarán su cursus honorum y la instrumentalización del rango como plataforma de ascenso político y social, los valores, virtudes y obligaciones inherentes en el cargo, las estrategias y desempeño de sus funciones ordinarias en las embajadas y las esferas palatinas ?con particular énfasis en la mediación de reinas y damas de la corte?, la contribución de sus gestiones en el restablecimiento de la paz en el marco sucesorio, la dimensión cultural y las vías formales e informales de autorrepresentación.