Treinta y dos años después de su llegada a La Zanja, el ahora comandante de la guarnición recuerda el día en que, recién recibido su despacho de alférez, se presentó al oficial entonces al mando del acuartelamiento. Tras dos meses de viaje bajo el sol devastador de la estepa, le costó imaginar que algún día volvería a sentir la sensación de repulsa que le produjo el desaliño indumentario de aquel oficial del imperio. Sin afeitar y en mangas de una camisa desteñida, se sentaba tras una mesa donde la ausencia de cualquier papel hacía destacar el polvo, las marcas de los vasos y las quemaduras del tabaco. Ahora, sin embargo, es él quien recibe a un joven subteniente tras esa misma mesa y proyecta la misma sensación de abandono que su predecesor. ¿Cómo explicarle a su subordinado que están a mil millas de todo y que en La Zanja jamás hará carrera? ¿Cómo advertirle de que el principal enemigo en esa remota frontera del imperio no son unos supuestos salvajes que nadie ha visto y en cuya existencia ya nadie cree, sino unas pertinaces moscas azuladas contra las que no cabe más defensa que la resignación?
CARLOS EUGENIO LÓPEZ nace en León (1954), pero vive prácticamente la totalidad de su vida adulta fuera de España (Francia, Irlanda, Inglaterra y Grecia). Ha sido finalista del Premio Sésamo (1977) y ganador, entre otros, del Premio Lengua de Trapo.
Novelista y poeta, su obra ha sido traducida al francés, alemán y portugués. Su novela Ahogados cuenta con cuatro diferentes adaptaciones para el teatro, que han sido puestas en escena en Francia, Alemania y Austria. Como novelista, destaca por la sátira y el sarcasmo, lo que, con ocasión de la aparición de la traducción de Ahogados y la colección de relatos Burdel de Muertos en Alemania, le ha valido ser calificado por el Frankfurter Allgemeine Zeitung como el autor «posee el humor más negro, desasosegante e inteligente de la literatura española contemporánea». Como traductor ha editado, junto con José Luis Gallero, los Fragmentos de Heráclito y Las Máximas de Epicuro.