De vez en cuando conocemos a personas que irradian felicidad, parecen saber para qué han venido a este mundo y brillan con luz propia.
Todas ellas comparten una trayectoria vital común, que podríamos describir como la silueta de dos montañas: en cuanto terminan los estudios emprenden una carrera profesional, y a partir de entonces empiezan a escalar la ladera que los conducirá al éxito, al estatus social y a la felicidad personal, siguiendo los dictados de nuestra cultura. Sin embargo, cuando llegan a la cumbre algo les pasa. Miran a su alrededor y el panorama no les satisface porque se dan cuenta de que aquella no es su montaña. Entonces, a lo lejos, divisan otra mayor que sí es la suya y emprenden un nuevo viaje. Esta segunda montaña les ofrece la posibilidad de involucrarse con los demás en lugar de centrarse en sí mismos; de adoptar una vida interdependiente en lugar de independiente, y de asumir compromisos profundos.
David Brooks explica en La segunda montaña que la esencia de una vida con sentido es el compromiso con la familia, con una vocación, con una fe o filosofía y con la comunidad. Su inspiradora prosa nos invita a re?exionar sobre la importancia de crear relaciones en las que la solidaridad, el amor y la corresponsabilidad primen sobre la independencia individual. Esta obra sugerente, aguda y enriquecedora nos ayudará a descubrir el sentido de nuestra vida y nuestra misión en la tierra.