Unas manos, unas sábanas, una forma de hacer la cama. Este libro no es un libro de infancia, es el libro de un hombre que aún conserva la mirada de niño. Un hombre que ha hecho de la contemplación un vehículo para volver a eso que importa, lo primigenio, lo sagrado, el amor, al fin y al cabo: «Cada día camino hasta la hoja de papel y extraigo lo que no se muere, un poco de vida eterna, cualquier momento donde el amor irrumpe».
Leer a Montiel es como adentrarse en uno de esos paisajes que abruman la mirada por su belleza, que enmudecen y alumbran el entendimiento. Sus páginas constituyen refugios, nos reconcilian con la vida y nos ofrecen esperanza frente al desencanto. Este libro debería ser, será –como ya lo fueron los anteriores– un eterno acompañante en nuestro viaje, un faro alumbrando esa «oscuridad que sabe encontrarnos», un guía que corrija nuestros pasos ralentizándolos, indicándonos hacia dónde y cómo debemos mirar. Hoy más que nunca es este un libro necesario.
Jesús Montiel (Granada, 1984) ha publicado hasta la fecha cinco poemarios que le han valido distintos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Internacional Alegría y el Hiperión. Suya es la traducción de Resucitar y Prisionero en la cuna, de Christian Bobin (Ed. Encuentro, 2017 y 2020). Ha publicado también un libro de aforismos, Silencio casi (Trea, 2020) y cinco libros de difícil clasificación, entre la narrativa, la poesía y el aforismo: Notas a pie de instante (Esdrújula, 2018), Sucederá la flor (Pre-Textos, 2018), El amén de los árboles (Esdrújula, 2019), Señor de las periferias (Pre-Textos 2019) y Casa de tinta (Hiperión, 2019).