Desapariciones misteriosas, fantasmas vengativos, caballeros y aristócratas con una doble vida de asesinos y bandidos, maldiciones que se vuelven contra los descendientes de quien las pronunció, encierros en castillos, persecuciones implacables y penosas huidas… Los clásicos elementos del género gótico que atrajeron a Elizabeth Gaskell, una de las mayores novelistas del realismo victoriano, podría pensarse que se impusieron, como una evasión fantástica, al carácter cotidiano y a la proyección social de sus temas habituales. Estos Cuentos góticos, lejos de escapar al realismo, constituyen de hecho una inteligente y a veces patética exploración del género en busca de sus fundamentos reales.