La crisis de credibilidad, el desprestigio y especialmente la corrupción azotan a múltiples instituciones y estamentos de nuestra sociedad. En el marco de esta situación, la ambición del doctor Hawkins —diferenciar entre verdad y falsedad— no puede resultar más oportuna.
Según el propio autor, esta confusión entre verdad y falsedad solo se debe a la propia estructura de la mente humana, que es ingenua, crédula y está ciega a sus propias limitaciones. Tiende a ser incapaz de distinguir entre sus propias proyecciones y deseos de que algo sea real y lo que es verdaderamente real.
En el marco de esta investigación, el hallazgo clave de Hawkins es el tránsito del contenido al contexto, del punto de vista personal al punto de vista de la totalidad (el campo). Esto le permitió crear la herramienta con la que evaluar múltiples aspectos de nuestra cultura y civilización. La amplitud de los temas tratados es abrumadora: desde política y jurisprudencia hasta películas de cine o las principales religiones.
Tenemos muchos motivos para sentirnos agradecidos por las contribuciones del doctor Hawkins en su empeño de elevar el nivel de conciencia de la humanidad.