La obra y la personalidad de un poeta suelen guardar íntima relación. Lo más frecuente es que se vayan entrelazando, y que esta relación aparezca con cierta claridad ante sus lectores. En algunos casos, sin embargo, el poeta mantiene su poesía en secreto y cuando, póstumamente, se publican sus versos, constituyen una verdadera sorpresa. Carlos Nadal, figura del periodismo, ha resultado ser también un extraordinario poeta. Eran muy pocas las personas, entre las que se contaban su esposa y su hija, que lo sabían. Esta reserva es ejemplo de una exigencia y un pudor llevados a su extremo. Que un poeta tan dotado como él mantuviera este silencio en una actividad en la que te vuelcas de la manera más íntegra posible, confiere a la obra una significación especial.