Un sueño originario
encamina mis ojos hasta aquí.
Crecen en esta tierra
figuras no acabadas
que se resbalan, incapaces,
por el espacio virgen.
No hay matices en su cielo,
tampoco ciclos que adivinen
las fechas del futuro
para este lugar.
Aquí, el aire
y la mujer que mira
desde el balcón del mundo
el caer de las lunas
son la misma certeza,
son vida interminable.
En cambio, yo
y el verbo encarnizado
somos propensos a la muerte.
Fragmento de “Secuela”, de Cristóbal Domínguez Durán.