Ricky solo tiene tres deseos antes de cumplir 14 años: que le regalen una moto, ganar el campeonato de fútbol con su equipo y besar a Beth Tawner. Por eso, cuando el domingo por la mañana se despierta en una Arena junto a unos Goblins, un dragón que tiene miedo del fuego y un caballero vanidoso, irascible e idéntico a su profesor de matemáticas, no entiende que ha pasado con sus deseos y lo único que se le ocurre es salir corriendo. Pero a una misión en este universo no se puede renunciar así como así.