Claire Nicholas White nació en Holanda en el seno una familia poco convencional: su padre era artista de vidrieras y su madre escultora; dos personalidades apasionadas cuya forma de vida en la época de entreguerras no se ajustaba a la de un matrimonio tradicional. La autora recompone los fragmentos de su infancia en Europa, la huida a Nueva York en 1940, y las vicisitudes para adaptarse a ese nuevo mundo. Después de la guerra, Claire viaja a California con su madre y con su futuro marido, Bobby White, para visitar a sus tíos María y Aldous Huxley, en donde llega a conocer a Igor Stravinsky, Cristopher Isherwood o Greta Garbo. Cuando sus padres vuelven a Europa, Claire continúa haciendo de puente entre dos mundos, viajando entre el pasado y el presente. Al modo de cuadros impresionistas, los recuerdos componen un retrato delicado, conmovedor y lleno de matices, en donde asoman parientes y personajes célebres que la autora describe con ternura y sentido del humor.