Esa mujer de cuerpo con espacios repletos
de extrema densidad política
resurge
del letal abismo acuático
–¿nacer es convertirse
en aquello que emerge de la herida?–
encima de una concha
de coral y de lluvia.
Resulta hermoso
igual que el miedo abstracto
a las premoniciones
su rostro (ese poema
hecho de tiempo y carne).
El mar, la mar
se parece a una virgen desnuda a la intemperie:
con ira extiende un manto vidrioso e insurgente
de olas que borda el viento
furioso, gris, olímpico
(lenta mujer airosa
como un ataque de pánico
devenido de la belleza
sobreabundante).
Porta en el pelo una
rosa blanca de espuma
y se aferra a su lira
que amansa tempestades
así, con embeleso incondicional…
Como una trasparencia
fílmica, la muerte ha sido oscura
pero dichosos seamos nosotros los soñadores
diseminados por el vendaval de las edades, hoy testigos
de los rescates de la Historia; de la imparable
regeneración
de la grandeza.
“Resurección o rescritura para vengar su muerte”, de Luis Artigue.
Luis Artigue (León, 1974) es un poeta de signo neo-novísimo. Ha publicado cuatro novelas y los libros de poemas Tres, dos, uno,… jazz (Premio Ojo Crítico de RNE), Los lugares intactos (Pre-Textos, Premio Arcipreste de Hita) y La noche del eclipse tú (Visor, Premio Fray Luis de León). Su obra lírica está traducida y recogida en varias antologías.