Navegando con maestría entre el ensayo y la creación literaria, Menchu Gutiérrez se adentra en las maneras en que la palabra poética ha abordado el cómputo del tiempo.<br /><br />«Diríamos que el tiempo existe porque nosotros existimos, porque el reloj somos nosotros mismos, porque contamos con un órgano llamado reloj que, a diferencia del corazón, los riñones o el hígado, resulta ilocalizable en el mapa del cuerpo, quizá porque vive, invisible, disuelto en todos ellos».<br /><br />Este libro versa sobre las formas en que la palabra poética ha abordado el cómputo del tiempo y, en definitiva, sobre la esencia del mismo: desde el latido del corazón o el tañido de la campana a los días de la semana, los meses, las estaciones o los calendarios. El tiempo se cuenta con los sentidos y se lee en las distintas huellas que deja en estos, en el canto del gallo, en la cera de una vela que se derrite o en el olor que perdura más allá de una presencia.<br /><br />Con decidida libertad, Menchu Gutiérrez se adentra en la multitud de relojes creadores de este inasible concepto. Apoyándose en las voces de escritores y poetas, y en ideas y metáforas propias, se detiene en los umbrales y los claustros del tiempo, lee en los estratos geológicos de la tierra o nos muestra un rico y sorprendente inventario de tiempos crecidos fuera del tiempo.