Hay quien asegura que el ser humano es un lobo para el ser humano, y también que es egoísta por naturaleza. Y, sin embargo, la historia de nuestra especie nos muestra tenazmente lo contrario: que desde siempre hemos utilizado el recurso antropo-lógico de la cooperación. Y no por capricho ni por caridad, sino simplemente, por pura supervivencia.
En el transcurso de nuestra historia, nos hemos hecho entender en mitos y asambleas, diseminando palabras que contienen milenios de intentos por comunicarnos, y celebrando los decires y los sentires en fiestas y rituales. Desde el Ubuntu de los bantúes, pasando por el Sumak Kawsay quechua, la Seka de Indonesia hasta el Rén chino. Múltiples son los consejos del mundo que, cultivando cultura, nos muestran una humanidad que no se entiende si no es en compañía.
Ni siquiera se concibe al tiempo humano persiguiendo la manecilla de un reloj, sino al ritmo que marca la vida. Aunque cada cultura siga su propia danza. ¿Entonces cómo bailar al compás? Valga este libro para viajar hasta los más recónditos confines del planeta, conocer la sabiduría milenaria de las diversas culturas humanas y empezar a retomar la esperanza en nuestra especie. Simplemente, por pura supervivencia.