"Desde que nos reconciliamos, no habíamos vuelto a pronunciar los nombres de Amanda o Helene hasta hacía
tres días. Entonces, cada vez que alguno mencionaba uno de esos nombres, era como si le quitara la argolla de seguridad
a una granada." Han pasado doce años desde que la niña Amanda McCready fuera raptada y devuelta a su madre en
Desapareció una noche. Ahora es una joven de dieciséis años, inteligente, madura y buena estudiante, aunque reservada.
Y vuelve a desaparecer. Kenzie y Gennaro sienten la tentación de recuperar a la chica y así compensar errores pasados.
Deberán revisar en detalle pistas y personas del primer incidente. Desempolvarán capas incontables de dolor y mentiras
cubiertas por el paso del tiempo. Y tendrán que reabrir viejas heridas que causaron la crisis más importante de su vida
como pareja. Ahora los detectives de Boston están en la edad adulta: dejaron de ser bravucones, tienen una hija en
común y sudan para llegar a fin de mes. En algún punto abandonaron su ambición de llegar a lo más alto. Pero siempre
hay una segunda oportunidad para todo. Incluso para morir.