las gafas gruesas los labios apretados (...) la foto en los diarios aquella mañana a toda plana (...) foto gris de pasaporte de las hechas en los fotomatones (...) me he quedado allí sin aliento pero ese es él (...) leo inmediatamente el artículo trágico ?nal de un saboteador (...) a partir de ahí ha comenzando esta historia.»
El 14 de marzo de 1972, el cadáver del editor Giangiacomo Feltrinelli fue encontrado a los pies de una torre de alta tensión en las afueras de Milán, junto a algunas cargas explosivas sin detonar. En plena «estrategia de la tensión», Potere Operaio revela la pertenencia del Comandante Osvaldo (su nombre de batalla) a los Grupos de Acción Partisana: «Un rivoluzionario e caduto», rezaba el título del comunicado. Días después, un joven director de cine, un profesor de universidad, un bibliotecario y un periodista especulan con escribir un guión para una película (aún sin filmar) sobre el editor guevarista.
Feltrinelli participó en la resistenza durante la Segunda Guerra Mundial, y desempeñó un papel activo en el debate cultural a partir de finales de la década de 1950. Su editorial y el entramado de librerías que ideó fueron un ejemplo de renovación tanto cultural como política. Se alejó progresivamente del monocarril de la izquierda italiana, redirigiendo su mirada a las luchas revolucionarias del Tercer Mundo.
Su historia, y cuantas transitaron caminos próximos o paralelos, suponen una contradicción irresoluble en la acción; volar por los aires el dominio burgués formando parte de él. Sin embargo, esta encrucijada titánica concede un valor emblemático a su figura, dotando a esta novela de un sentido más político que literario.