Una novela verdaderamente única, pues el horror, el caos y el sinsentido de la guerra y de las vidas con las que arrasa en su torbellino de destrucción son narrados por cuarenta y cinco objetos inanimados, que involuntariamente son utilizados por los seres humanos como herramientas para destrozarse entre sí: a través del punto de vista de las botas de combate, de un casco, una medalla, una lata de cerveza, una sierra para cercenar extremidades humanas o una sofisticada pierna prostética, Harry Parker ha escrito una novela polifónica, a la que el desapego con el que los objetos narran la locura humana confiere un talante tan escalofriante, tan absurdo, que por momentos consigue que envidiemos a esos objetos por la fortuna de no encontrarse atrapados en los interminables conflictos armados.