De Viaje al centro de la Tierra Fernando Savater ha dicho
en su libro La infancia recuperada: «Todo Verne está
en ella: el escenario insólito, la empresa prodigiosa, el adolescente
tímido y renuente, pero emprendedor, el adulto enérgico que
lleva a cabo la iniciación, las fuerzas indomables de lo oculto,
la significación implícitamente metafísica del riesgo
y del descubrimiento... El profesor Lidenbrock decide dar lecciones de
abismo a su sobrino Axel: su proyecto es nada menos que hacerle bajar hasta
el centro mismo de la Tierra. La aventura comienza cuando encuentran un
antiguo manuscrito escrito en ininteligibles signos rúnicos: es
la palabra del Viajero, del Alquimista, que llega desde lejos, revestida
de un ceremonial de ocultamiento, digno de Poe».
«Los viajes ficticios al mundo subterráneo -dice Asimov- han captado el interés de todas las mitologías, pero la mejor de todas estas historias es el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne».