Nicole y André forman una pareja de profesores franceses jubilados que viajan a Moscú para visitar a Masha, hija de él, nacida de un primer matrimonio. En un sutil juego de pensamientos y reflexiones de los dos personajes principales, al margen de sus actividades viajeras, se va configurando la conciencia que tienen de sus vidas en el momento presente, como si el distanciamiento de su vida parisina habitual hiciera de revulsivo para adquirir un conocimiento final de sí mismos y de su relación. La autora utiliza sus personajes para abordar temas personales como la crisis de pareja, el temor a envejecer o el sentimiento de fracaso por no haber alcanzado la meta de sus ambiciones juveniles, y, a la vez, inspirada en sus estancias con Sartre en la Unión Soviética durante la década de 1960, contrapone el entusiasmo por aquel país en sus primeros contactos a la decepción posterior ante la desaparición de un puro y soñado ideal socialista.