Lolo y Lola se quieren desde hace tiempo. Lolo adora las sardinas y Lola las vende cada día, incluso las cocina para Lolo, pero las detesta. Cuando Lola se da cuenta de que se ha quedado sin la ración diaria de Lolo, va ella misma a pescarlas. Sin embargo, acaba en la tripa del pulpo Rosmarino. Allí no le queda más remedio que probar las sardinas y, ¡sorpresa!, descubre que en realidad le encantan. Lolo acude a buscar a Lola y, cuando la encuentra, deciden quedarse en el interior del pulpo, donde tienen todo lo que necesitan: amor y sardinas.