¿Es ingenuo creer en el fin de la pobreza extrema y el hambre generalizado?
¿Seremos capaces de proporcionar alimentos a nueve mil millones de personas (dos mil más que hoy) en 2050?
Mientras los defensores de los derechos de los alimentos (muchos asociados a partidos verdes, en países tanto ricos como pobres), así como los partidarios de los cultivos tradicionales, rechazan la intervención de la tecnología y la agroindustria, numerosos economistas predicen que con las políticas adecuadas, la pobreza en África puede acabarse en veinte años. Los filantrocapitalistas Bill Gates y Warren Buffet invierten miles de millones en tecnología, confiando en ésta para resolver el problema.
Por su parte, David Rieff, tras treinta años de estudio y elaboración de informes sobre ayuda humanitaria y desarrollo, pone en el punto de mira las pretensiones de ambas partes y se pregunta si alguno de estos esfuerzos va a resolver la crisis. El cambio climático, los gobiernos inestables que reciben ayuda, la íntima relación entre el sector filantrópico y gigantes agrícolas como Monsanto y Syngenta, son algunos de los factores, a menudo ignorados, que él incorpora al debate.
El oprobio del hambre es el único libro que no se toma al pie de la letra las preciadas afirmaciones de cada una de las partes. A este reto crucial para el futuro de la humanidad, Rieff ofrece una respuesta positiva pero cautelosa: la respuesta a la pregunta central es sí, siempre y cuando no confundamos nuestras esperanzas con la realidad ni las buenas intenciones con capacidad.