Frijus Lijus era editor independiente. Pero antes de eso había trabajado como pordiosero en Nueva York, en la Av. Treinta y tres en su cruce con la Cuarenta. Allí desarrollaba su jornada laboral sentado a la puerta de la heladería de su amigo Carlo Carletto, con quien mantenía interminables charlas en las que nada humano les era ajeno. Carlo, además, fabrica los más exquisitos helados de la ciudad, y lo hace con leche extraída de unas vaca que pastan detrás de la heladería bajo el embrujo de la música de Hydn, Mendelssohn y Debussy, ejecutada, entre otros, por el melancólico violinista Raco Cluster. A esa heladería acude Reginald, un infeliz broker obsesionado por sus inversiones en Galletas Bolivianas Inc. y enamorado de Gilda, la hija de Carletto. Gilda, entre cliente y cliente, se abisma en Donde Beckett perdió el poncho, el sesudo estudio que iremos leyendo con ella y que analiza las evoluciones de dos indios de la Pampa que esperan, sin resultado,
una señal de su dios, Calfucurá. Y acude también Frank, un oscuro traficante
con problemas de conciencia, que tiene una hija de diez años borracha y que trabaja para una organización liderada por una tía nonagenaria, deportista excepcional.
En la heladería conversan todos. Unos con otros. Sobre el amor, la literatura o los inciertos destinos que les acechan. Mientras, tenemos noticia de que Beckett se ha escapado del hospital donde estaba ingresado y a punto de morir, para pasearse agonizante por las calles de París. Le acompañan un uruguayo experto en lenguas ágrafas, dos borrachos y un perro...
Un delicioso extravío fuera de toda norma es esta nueva novela de Hugo Abbati. Un brillante artefacto, inteligentísimo, divertidísimo, mordaz y lleno de ternura hacia unos personajes confundidos que cruzan sus vidas ?mientras esperan a la Muerte sin pensar en ella?.