¿Puede una novela salvar vidas?
Con su novela Coltán, Alberto Vazquez-Figueroa fue el primero en denunciar que empresas multinacionales se estaban enriqueciendo con el preciado mineral a base de financiar sangrientas guerras en el Congo. La repercusión fue inmediata: el mundo supo reaccionar, cesaron las guerras y se salvaron vidas.
El mismo autor rompe ahora otro tabú informativo al acusar a aquellos que atentan contra la salud de millones de hombres, mujeres y niños. Crimen contra la humanidad no solo puede salvar vidas, sino que puede enviar a la cárcel a quienes están cometiendo un lento y cruel genocidio. Cada muerto les reporta ingentes beneficios, a los que no están dispuestos a renunciar aunque a menudo vean morir a sus propios hijos.