Los detectives «Ataúd» Johnson y «Sepulturero» Jones tienen que atrapar a dos delincuentes que han huido.
Como se trata de dos fugitivos de aspecto llamativo, uno es un gigantón albino y el otro un traficante enano, parece
que a priori la misión que no reviste grandes dificultades para dos curtidos policías como Johnson y Jones, que conocen
las calles de Harlem perfectamente. Sin embargo, en aquel lugar las cosas nunca son tan sencillas como aparentan. En
medio de un calor sofocante, el caos está a punto de desatarse, porque en alguna parte del barrio hay un cargamento muy
valioso del que todos quieren sacar provecho, aunque sea a costa de perder su vida. El Harlem que conocemos a través de
las páginas de Chester Himes es violento y peligroso, pero también fascinante e hipnótico. La delirante galería de
personajes con los que tienen que codearse los detectives «Ataúd» Johnson y «Sepulturero» Jones en Empieza el calor
hacen del barrio neoyorkino un universo único, casi irreal, por el que es inevitable sentirse seducido.