Carmen Velay es la puta del pueblo. Carmen Velay tiene ochenta y cuatro años y acaba de morir. Hacía muy poco que había dejado de ejercer. Carmen tiene dos hijos, Gabriel y Samuel. Gabriel trabajó toda su vida en la gasolinera del pueblo hasta que decidió irse a Madrid a triunfar como cómico con el sobrenombre de El Arcángel. ?Me he ido a Madrid. Si no escribo es que he fracasado. Si no os llamo es que he fracasado, si no vuelvo es que he fracasado?? , dejará escrito en su nota de despedida. Nunca escribió. Tampoco ha vuelto todavía. Samuel es retrasado mental. Samuel es el tonto del pueblo, pero tiene una inteligencia superior. Y ambos son inmortales, según Gabriel. Al quedarse solo, Samuel decide irse a Madrid para comunicarle a su hermano que ya no son hijos de puta, que son huérfanos ?sin más?. Hará el viaje en una mecedora tirada por Miedo y Frío, sus dos perros mentales. Se protegerá la cabeza con el casco de Johnny, el irlandés que ?estuvo en las Brigadas Internacionales, en la II Guerra Mundial y en el coño de mamá, y de las tres epopeyas salió riendo??. Tal vez sea su padre. Tal vez lo sea un delfín?
Con esta base, Cristóbal Ruiz construye un relato donde se combinan drama y humor de forma excepcional, logrando que el infortunio y la desgracia terminen convirtiéndose en algo irremediablemente cómico. Un efecto que consigue el autor con personajes tan cercanos como maravillosamente surrealistas discurriendo primero en Zardueñas, el pueblo desquiciante, y luego en Madrid, la ciudad desquiciada, con una mordacidad subversiva que provocará sonrisas en el lector en más de una ocasión (sonrisas cómplices, y sonrisas heladas con frecuencia), cuando no carcajadas que podrían suponer una multa en el código penal de otra literatura más ?correcta?. A lo largo de la novela irán apareciendo igualmente los delirantes y exhaustivos apuntes de Gabriel en La Carpeta Negra, la enciclopedia personal que le escribió a su hermano Samuel, el tonto, para ayudarle a entender mejor las cosas de este mundo tan listo.