El debut literario de Paolo Giordano, La soledad de los números primos, constituyó uno de los éxitos más apabullantes de los últimos años, no sólo en Italia sino también en toda Europa y América. Millones de ejemplares vendidos y una aclamación unánime de la crítica apuntalaron el prestigio de este joven autor, que en su segunda novela vuelve a desplegar un ramillete de personajes cuya intensidad y complejidad los hace, si cabe, aún más verosímiles y penetrantes que los de su primera obra.
Situada en pleno desierto, rodeada de un inmenso mar de arena y castigada por una luz tan fulgurante que ciega la vista, la base avanzada de operaciones Ice se encuentra en un remoto y peligroso enclave de Afganistán. Hasta allí se traslada el último pelotón de voluntarios comandados por el subteniente Antonio René, un grupo de jóvenes inexpertos que se enfrentan a la primera gran prueba de sus vidas. En la base les espera el teniente médico Alessandro Egitto, quien ha decidido prolongar su servicio para escapar de unas circunstancias familiares para él más lacerantes que la guerra misma. Así, intentando acostumbrarse al calor, al aburrimiento, a la espera de enfrentarse a una amenaza sin rostro que por lejana y desconocida resulta casi irreal, los chicos se construyen una nueva existencia, traban nuevas amistades, afectos y rivalidades. Sin embargo, en el silencio absoluto de la noche, tumbados en sus jergones, cuando los recuerdos de sus vidas desfilan por su mente, sólo oyen el latir de sus corazones, el rumor incesante del cuerpo humano.