Como Zeno, como Portnoy, el protagonista de esta novela está enfermo. Podría ser un crítico literario que sólo puede pensar en términos librescos, que desea convertirse en «la memoria andante de la literatura». El mal de Montano, una de las novelas más aclamadas de Enrique Vila-Matas, es un tapiz que se dispara en muchas direcciones y bajo formas variadas: relaciones paterno-filiales, diccionarios de influencias, tráfico de teorías, diarios estupefactos y aquelarres literarios. De punta a punta del libro, de Praga a Valparaíso, pugnan los creadores verdaderos contra sus enemigos, hasta centrarse en la guerra atlántica que Montaigne y Cervantes -podría decirse- han declarado a «los topos que trabajan noche y día incansables contra lo literario» en el interior del volcán de Pico.
«Un panegírico inteligente y feliz que proclama no la defunción sino la supervivencia de la literatura.»
Alberto Manguel, The Spectator