Cuando Nita Morales contrata a Elvis Cole para que encuentre a su hija desaparecida, no se muestra demasiado preocupada, aunque ya ha recibido una llamada en la que se le pide un rescate. Está segura de que se trata de un engaño, de que su hija se ha marchado voluntariamente con el que ella solo llama «ese chico» y de que necesitan el dinero: «Hasta las chicas más listas hacen estupideces, cuando creen que un chico las quiere».
Sin embargo, Nita se equivoca. La joven y su novio han sido secuestrados por bajadores, criminales que atacan a otros criminales, profesionales que no solo actúan contra inocentes sino contra otros de su misma calaña. Roban drogas, armas y personas y compran y venden a sus víctimas como si se tratara de objetos. Aquellos que no les reportan beneficios son asesinados sin más.
Elvis Cole y Joe Pike encontrarán el lugar donde los secuestraron. Hay marcas de neumáticos, casquillos de balas y manchas de sangre. Las cosas no podrían estar peor, pero ellos también se equivocarán.
De incógnito, su intención es encontrar a la pareja y comprarlos, pero entonces Cole también será secuestrado y solo quedará Pike para seguir su rastro, atravesando un mundo de asesinos sin conciencia ni piedad.