Thérèse Raquin (1867) es la cuarta novela de Émile Zola y la primera en la que toma forma literaria el ideario naturalista. A partir de un trágico suceso ampliamente comentado en la prensa de la época, esta historia de pasión ineluctable, adulterio, asesinato y remordimiento en una oscura mercería del pasadizo de Le Pont-Neuf, escrita con «una meta científica» y desatendiendo a la moral, cosechó sin embargo para su autor más acerbas recriminaciones de los moralistas, incapaces de ver que «cada uno de los capítulos es el estudio de un caso fisiológico peculiar». Pero instauró, al mismo tiempo, un modelo novelístico que habría de presidir, en Europa y América, más de cincuenta años de imperecedera literatura.