Cuando a Miguel, un joven ingeniero en paro, se le ofrece la posibilidad de marcharse a Malasia durante una larga temporada, para labrarse así un brillante porvenir, acepta sin el menor entusiasmo y parte con pena.
Sin embargo, el juego caprichoso que a veces esconde la vida le deparará, en aquel rincón escondido de Malasia, un sinfín de sorpresas sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea.
La novela, de prosa ágil y fluida, engancha y prende al lector desde las primeras páginas.
Es una historia sencilla, y muy actual, en la que el lector se identifica pronto con los personajes. Y se va adentrando en la trama, sin sentirlo, ya que se van sucediendo las imágenes, de forma muy plástica, como si el lector visualizara interiormente una película. A lo largo del relato, aunque sin estridencias, se hacen evidentes los sinsentidos y los absurdos del mundo en que vivimos, y la fragilidad de los dioses a los que adoramos, y la novela se va tornando, progresivamente, una novela comprometida y de mirada crítica a la sociedad.