El bueno, George, está esperándola en Seattle, pero no sabe que ella está en camino. El malo, Jack, está muerto en el maletero
Mientras el huracán Irene le pisa los talones, la protagonista de este relato viaja desde Nueva Orleans a Seattle, haciendo de su trayecto un proceso de deconstrucción progresiva física -del cadáver de su antiguo amor-, mental -de su deteriorado estado psicológico- y metafórica -del recuerdo de la historia que la ha abocado a la esperpéntica situación de acabar llevando un muerto en su Mustang-.
Sin pasaje es un delirante cuento de hadas que, en un momento determinado, toma unos derroteros equivocados y va empeorando más y más. Es la historia de una chica que no tenía ni idea de a qué príncipe quería, que da tumbos entre los límites del deseo y la razón. Y, como en todo cuento, inicia un viaje en el que se va encontrando con distintos personajes: un policía, otros inadaptados e incluso un pollo que se niega a convertirse en hada madrina y prefiere picotear los ojos de Jack.
J. Eric Miller nos brinda un texto realmente inquietante y de un ácido humor negro que realiza una revisión de todos los estereotipos de la novela negra americana. Estamos ante la huida de una joven hacia un horizonte desconocido que la imaginación le propone como un lugar mejor que el crítico presente que envuelve a su personaje, una mujer turbada en un entorno hostil. Un trayecto que no solo es búsqueda de un tiempo y un lugar nuevos donde salvarse, sino una exploración de la propia identidad desdibujada por los acontecimientos. Un viaje para el que nadie tiene pasaje y del que nadie conoce si existe camino de vuelta.