Es éste un libro realmente sorprendente: Juan Ruiz Cantudo le encargó poco
antes de morir a su hija, Teresa Ruiz, que acabase la novela que estaba escribiendo,
cosa que ella así hizo. Pero Lectura para un tren de largo recorrido es
algo más que eso, como también algo más que una historia de amor entre dos
personajes llamados Alonso Quijano y Aldonza Lorenzo, que se conocen y se
enamoran en un tren entre Madrid y París, o una novela policiaca en torno a peculiar
asesino a sueldo encargado de matar a Aldonza, o una novela sobre los
que ganaron y los que perdieron la guerra civil española. Los temas principales
ciertamente son la soledad, los fantasmas del pasado, las cuentas pendientes,
el rencor, las relaciones intergeneracionales o la represión de la ira, pero todo
es tratado con ligereza, con ironía y, en definitiva, con la gran originalidad de
incorporar al lector en la propia ficción, quedando éste hechizado por la misma
nostalgia de «un futuro que no fue», que embarga a los personajes.