Como sugiere tan sutilmente el título, Soplando al viento reúne a una curiosa fauna de personajes que, cada uno a su manera, parecen empeñados en vivir contra viento y marea la vida que les ha caído en suerte ; en cierto modo, son seres consciente o inconscientemente recalcitrantes frente a lo que suele entenderse por «normalidad» o por socialmente correcto. Véase, si no, esa entrañable tía Elisenda, alias Kiki Bird, gran estrella de Hollywood, que jamás habría podido imaginar el papel que le reservaba su propia familia, o la mosquita muerta de Mademoiselle Lebrun, convertida en blanco de un escándalo, o el bueno de Tomás, que se convierte a pesar suyo en vago y maleante, o esas malditas «buenas amigas» que corretean sin parar, o esas parejitas bien avenidas que se envenenan mutuamente la existencia, o el pobre viejo víctima de un exceso de imaginación. Y así trece historias y otros tantos personajes tan cotidianos y sin embargo tan impertinentemente «diferentes».