La retórica está por todas partes. Cuando se hace una presentación ante un cliente importante, cuando un entrenador habla con sus jugadores en el descanso del partido, cuando se intenta convencer a los niños de que se coman la verdura. Hace que los gobiernos triunfen o caigan, que los delincuentes sean condenados o liberados y que hombres adultos y sensatos marchen decididos hacia las ametralladoras. La retórica es lo que convence y engatusa, inspira y embauca, entusiasma y engaña. Y no es solo el territorio de los políticos.
¿Qué ha hecho la retórica por nosotros? Para empezar, ha creado prácticamente toda la civilización occidental. ¿Qué es la democracia sino la idea de que el arte de la persuasión debe ocupar formalmente el centro del proceso político? ¿Qué es la ley sino una forma de otorgar a las palabras fuerza formal en el mundo y qué es un tribunal sino un lugar en el que el arte de la persuasión configura la sociedad civil? Y, en una sociedad en la que una persona o grupo ejerce el poder sobre los demás ?es decir, cualquier sociedad? ¿cuál es el instrumento de dicho poder sino las palabras?
Sam Leith explora el arte de la persuasión desde sus orígenes en Grecia hasta su apoteosis en el siglo XXI. Relata las historias de sus villanos y sus héroes, desde Hitler hasta Cicerón, pasando por Martin Luther King, Homer Simpson, Obama, Jennifer Lopez o Nixon; explica los mecanismos de los grandes discursos; y, lo que es más importante, nos descubre que la retórica es útil, aplicable... y que no hay que tenerle ningún miedo.