En esta novela, Torrente Ballester vuelve la mirada al pasado sin ingenuidad. Desde su profundo conocimiento de la historia, su fino sentido del humor y su conocida maestría en el uso de la ironía y la parodia, proporciona la visión lú¬dica de una época, al hacer coincidir en un mismo texto todos los ingredientes de un modo de vida, marco para el desarrollo de un asunto que, a los ojos del lector contemporáneo, resulta fantástico y disparatado.
La acción, que se sitúa en el siglo XVII, gira en torno a la pretensión del Rey de ver a su mujer desnuda, y a la conmoción que tal deseo provoca en la Corte de Madrid, entre sus súbditos y el clero. La escasez de datos históricos, fechas y nombres responden a la intención de no encasillar la novela precisamente en la fórmula de novela histórica en que la crítica en general la ha situado.
Novela divertidísima en donde el sexo y el pecado, tan estrechamente unidos en el pensamiento tradicional católico, se convierten aquí en el objeto de la parodia.